26.9.17

Tal vez...

Tal vez los hados, el destino, o el karma me estén avisando que por ahí, no.

Todo iba bastante bien, estaba contenta, las cosas habían cambiado mucho y ninguna era lo que esperaba, pero están pasando cosas que no me gustan y ya no me las tomo como un disgusto, sino como que tengo que cambiar algo.

Si me resisto, sufro, así que tengo que soltar y que el viento se lo lleve. Aprendí, y tengo que recordar, que si vuela es porque no tiene el peso suficiente en mi vida para quedarse.

Si doy la mano para ayudar y como recompensa recibo una traición es que di más que lo que se merecían, así que sé que no debo confiar en esa gente.

Da igual que el pasado echara raíces profundas. Sinceramente, hay pasados que no eran tan importantes como pensaba ni tan profundos como ellos creían, así que como la vida es un paseo, aprendí que hay que seguir caminando sin mirar hacia atrás, porque quien quiera caminar a tu lado ya te buscará, hará lo posible para estar junto a ti. Junto a mí. Y si no camina junto a mí es porque no era para mí, o yo para él, ella, o lo que fuese. Como algunas personas no hay dos, hay miles. Que no se nos olvide.

Que hay cosas que surgen sin que te lo esperes.

Que tengo que seguir contenta, pero ese camino no es el mío, ni debo dejar que esa gente camine junto a mí.

Que mi corazoncito late ilusionado.

Tal vez vuelva a equivocarme...

Tal vez...

13.9.17

Comprando ropa.

No me gusta ir de compras.

Primero, porque es caro. Segundo, porque no me gusta lo que venden. Tercero, porque las tiendas que me gustan no están cerca unas de otras. Y la que más me gusta sólo la encuentro en Castellón y Barcelona. Y no, ahora no tengo problema con las tallas. De momento.

El otro día estaba en una tienda mirando vaqueros cuando me encontré unos que estaba rotos por la parte delantera. Los rotos eran horizontales, casi desde los bolsillos hasta los tobillos, como unos seis agujeros deshilachados. El bajo del pantalón no estaba en mejores condiciones. Casi 30 euros de pantalón, com más agujeros que pantalón. Bien. Lo primero que me vino a la cabeza era que quien se comprara ese pantalón... ¿cómo sabría cuándo estaba roto?

Luego cuando llegué a otra tienda a mirar modelos de pantalones sin deshilachados y sin agujeros empecé a ver modelos skinny finny, swinny thinny y la madre que los parió. A ver. Que antes estaban los modelos normal, léase pernera más ancha, o los modelos entallados, o pantalón pitillo. Ahora son el finny twinny swinny thinny y push up por todas partes como si te los pusieras y acabaras pareciendo una top model y crecieras 30 cm además de adelgazar ochenta kilos. No, a ver. Yo quiero unos pitillo que me escondan las lorzas estas que me sobresalen un poco por la cinturilla. No, no necesito que me levante el culo que aún tengo en su sitio. De momento. Quiero un pantalón que cuando me agache no muestre la hucha, a ser posible. Y ya está, que no pido tanto. Qué es ese talle bajo que se estila ahora, por dios, que si me lo pongo parezco un flotador con pantalones, que se me sale todo por la cinturilla, que está a la altura de la cadera y del principio de la rajita del culete.

Y luego, los zapatos. Quiero unas sandalias. Y este verano sólo hay dos modelos: con suela blanca, para que se note que es de temporada y que te las has comprado este año, y de plataforma, para que se note que es de este año también. No necesito comprarme nada con diez centímetros de plataforma cual Frankenstein, y no me gustan las suelas blancas, pero este año es bitemático a la hora de comprarte unas simples sandalias. Menos mal que ya termina el verano y tengo el cupo cubierto.

Así que por una vez en la vida que puedo ser banal, superficial y quejarme de problemas del primer mundo a la hora de comprarme ropa, resulta que no me gusta lo que hay, no porque no me venga nada. Eso de usar entre las tallas 38 y 40 es una experiencia nueva que no pienso desaprovechar, así que nada, voy experimentarla mientras dure.

Porque está durando y me sienta divinamente.

Yo creo que a este paso me va a gustar ir de compras si encuentro cosas que me gusten, porque la tienda esa de mis amores tiene verdaderas monadas que hacen que me encante ir de compras cuando voy allí.

¿Veis? También sé escribir chorradas. Sé escribir de todo. Lo que pasa es que no me apetece.




11.9.17

Ser y no parecer.

A lo largo de estos años se me han caído vendas de los ojos y otras me las he arrancado yo solita. Gente a la que tenía aprecio, cariño, admiración o estima, o todo ello, se ha esfumado de repente dejando en su lugar decepción, pero nada grave, todo superable y superado. Hay personas que es mejor dejarlas atrás, en un pasado que mejor que no vuelva, como ellas.

Sobre todo estos últimos años me he dado cuenta  de la clase de mierda a la que me habían acostumbrado para haber aguantado ciertas cosas. He flipado lo que he llegado a aguantar. Lo increíble no es sólo lo que yo haya soportado, sino que haya habido gente que se haya dado cuenta de ello, se haya aprovechado y se haya montado en el carro. Y, como ya he dicho varias veces, la culpa la tengo yo por gilipollas, así que no voy a refocilarme más en ello, sólo voy a recordarlo una vez más, que para eso el blog es mío y no sea que se os olvide.

Lo que sí tengo claro es cómo engañan esas personas. Una cosa es la imagen que dan, la pública, la que todos conocen, esa que los vecinos comentan que siempre saludaba. Esa parte amable, alegre, cariñosa, positiva, generosa...  Es gente con principios, con la cabeza bien amueblada, gente profunda, bromista, con sus aficiones, o gente seria, que tiene amigos, familia, su trabajo, o no lo tiene, da igual... Es gente aparentemente normal.

Aparentemente.

Pero la otra parte que tienen no es la imagen que muestran cuando tienen un mal día, o cuando se tuercen las cosas, no... Porque esta sería una parte considerada normal, a la que todos tenemos derecho.

La otra parte, la chunga, la auténtica, la real, es la que muestran cuando nadie los mira, cuando creen que no van a ser descubiertos, cuando piensan que hagan lo que hagan, o digan lo que digan, no van a tener consecuencias, aprovechándose de que no le vas a devolver la afrenta.

La que muestran cuando ya no les interesas.

Cuando saben que lo estás pasando mal y siguen haciéndote sufrir.

Cuando gozan de una superioridad respecto a ti y disfrutan haciendo cualquier cosa para que te sientas mal o sigas sintiéndote mal.

Cuando hablan mal de ti sin que te enteres.

Cuando te humillan en público inocentemente fingiendo que es una broma o que ha sido sin querer.

Cuando dirigen a ti su rabia, su odio, su frustración que les ha provocado otra persona.

Cuando fingen que te ignoran pero en realidad están pendientes de ti sabiendo que hacen daño y quieren disfrutarlo.

Cuando te ven en inferioridad y ponen a otra gente en tu contra...

Cuando te mienten sabiendo que confías en ellos.

Cuando te usan sabiendo que no sospechas de ellos.

Cuando cogen todo lo que les das y aún así no les parece ni suficiente, ni suficientemente bueno para ellos. Ni tú tampoco.

Ellos jamás reconocerán que se están portando mal contigo, todo lo contrario. Son imaginaciones tuyas, eres tú quien te lo has imaginado. Ni un remordimiento. Tras la diversión de ser crueles está la diversión de ver el desconcierto de la víctima. Pero nunca reconocerán que están haciendo algo malo porque para ellos no es malo. Saben que hacen daño pero nunca dirán que están actuando de forma malvada.

Desde entonces he cambiado mi opinión respecto a las personas. No las mido ya por el tiempo desde que las conozco, ni el parentesco, sino por cómo se comportan conmigo cuando ya no me necesitan, cuando nadie puede ver ni oir lo que me hacen o dicen, o cuando creen que sus actos no pueden tener consecuencias.

Porque ahí está la verdadera personalidad de la gente, y no como se definen, ni se describen, ni se muestran ante los demás o ni qué parecen.

Así son realmente.

Así somos.


5.9.17

Me entretengo




Por la tarde, al atardecer,
después de los versos,
me entretengo queriéndote,
me entretengo.

Apago las luces y enciendo el amor,
y al amor de la lumbre
que brota del recuerdo…
(¡Es hermoso el otoño para amarte !)
…Encandilo mis ojos
y caliento mis dedos,
pongo agua en los nardos
y un disco de silencio.

Aunque no estás conmigo
a tu imagen queriendo,
por la tarde yo sola,
me entretengo,
queriéndote, me entretengo.


(Gloria Fuertes.)