30.1.09

Mira las estrellas.



Feliz finde!

29.1.09

La última resistencia.

Creo que soy la única persona de esta parte del planeta que no vive con una cuenta en una red social. Esta semana, como he recibido tres invitaciones seguidas, me da por pensar si de verdad puedo seguir viviendo sin formar parte de una comunidad virtual. Oh, sielos, soy una paria, una especie rara... Creo que me he perdido algo... En realidad, no sé ni cómo funcionan, pero he oido cosas muy malas de ellas. ¡Internet es un mundo de depravados!

Hay pervertidos y cosas de esas y, dicen por ahí, que todo el mundo cuelga afotos íntimas con los calzoncillos de leopardo que tiene todo el mundo para las ocasiones especiales -¿cómo que tú no tienes? Qué raro eres, jomío- Te unes y compartes todo. TODO. Hasta los contactos. Incluso -si, si, admítelo- a tu prima choni, a la que agregaste porque compartes genes con ella -y fiestas de guardar- pero que, en persona, serías capaz de negar mil veces en su cara que la conoces. También las afotos en las que apareces echando la pota por la boca y la nariz al mismo tiempo en la boca de un amigo que se estaba riendo. O la foto en la que apareces con toda tu familia en ocasión especial, foto familiar, y en el momento del clic de la cámara pones cara rara, y resulta que como no se hizo ninguna foto más, hay que quedarse con ella porque es la única imagen que queda del evento. O en un alarde de imaginación, pongas que estás ausente porque en esos momentos te has ido a hacer algo que nadie puede hacer por tí en el retrete. O que estás escuchando canciones de la tuna de cualquier universidad -que, por cierto, cantan mucho mejor que mucho de lo que se oye hoy en día-, pero que serías capaz de dejar que te cortaran la cabeza antes que admitirlo. Craso error, amigo.

Yo no digo que no sea divertido, que lo será. Si en un chat -con lo soso que es- puedes tener verdadera diversión -yo he vivido momentos hilarantes- no quiero ni pensar de lo que sería capaz poniendo mi vida en fotografías. Mi imagen quedaría bastante perjudicada, más que nada porque todo el mundo piensa que vivo en una fiesta contínua, de evento en evento, de inauguración en fiesta privada, pero la realidad es que de misa no salgo, y si salgo, de vuelta al convento. Bueno, más o menos. Tal vez he exagerado un poco.

Podría conocer a gente interesante, porque todos sabemos que los amigos de mis amigos son mis amigos, y así hasta el infinito. Y viceversa. Podría encontrar al amor de mi vida, o que Beckham pertenece a la red de contactos de Leocrícia, y ella sin saberlo, mientras que Maxibombón tiene agregado a una adorable ancianita, pero en realidad es Casillas, que muere vivo por conocerme. Aunque, yo sin saberlo, tendría agregado a un chaval de Murcia, pero en realidad sería mi madre, que se crea un perfil para ver qué estoy haciendo. Y yo le cuento chistes y no los pilla, pero luego cuando los cuento en casa mi madre me contesta un sospechoso "sigo sin pillarlo, no me lo cuentes más". Verá mis fotos en una playa nudista a la que podría ir -nunca se sabe- en donde sólo aparece mi cara porque me he encargado de taparme con todas las toallas que he podido recoger de la arena. Y eso no puede ser bueno, amigo.

Y podría pasármelo bien, porque mi prima la choni es una risa contínua, pero sus amigos son todo un espectáculo. Un tal Fernando es capaz de escribir su nombre con quince faltas de ortografía seguidas ¡en una sola sílaba!, y un tal Alfredo es el que tunea el coche todos los días de un color diferente, para hacer creer que se compra un coche nuevo todos los días, pero en realidad no tiene ni coche, y lo que hace es apañar una foto con potochó y pegarse él al lado. Pero resulta que mi prima la choni se da cuenta de que está Gruñón en mi cuenta y empieza a hablar con él, y él le contesta, y empiezan a hablar entre ellos, y quedan, y salen juntos, y ella se queda embarazada de cuatrillizos, y se casan, pero nacen nueve niños en vez de cuatro, y con tanto niño ya no se conectan y me quedo sin parte de la diversión.

O que aparezca un nombre conocido entre los millones de contactos y uno me diga: anda, tú y yo estudiábamos juntos, y se trate de un viejo compañero de clase que se hizo un cambio de sexo y se lo cambió de sitio, y ahora sólo puede ver las cosas cuando se alegra.

Pero miras el mundo real y pierde la gracia. Aburrida, harta, sigues buscando trabajo, y a lo mejor te llaman de alguna empresa, en donde pones todas tus ilusiones. Y vas a la empresa a hacer una entrevista y cuentas lo güenísima que eres y lo formal que eres... cuando te sacan la foto con las bragas de leopardo -es que tienes las mismas que yo O.o- y la foto de la pota en estéreo. Oh, lo siento, no eres lo que buscamos, pero si quieres te agrego en mi red, e intercambiamos fotos, y ya de paso me presentas a ese chico de Murcia, que tiene el perfil que nos interesa en la empresa, ya que eres la única persona del mundo de internet que no sabe que, en realidad, es tu madre.

Derrotada, humillada, sin trabajo y sin madre -se ha ido a vivir a la empresa- me entero encima de que alguien de esas redes se ha quedado mis afotos y las ha incluído en un libro que se convierte en best seller mundial. Porque para eso le he dado a aceptar a las normas que ellos imponen y que dicen que cedo todos los derechos de mis imágenes para lo que ellos quieran. Ellos, forraos, y yo sin trabajo, sin un duro, y sin mi madre.

Y con mi foto unos graciosos hacen un power point que da la vuelta al mundo (otra vez) en donde me fotoshopean la foto veinte veces diferentes y se convierte un clásico en el mundo de los powerpoints.

Así que para evitarme esto, casi que no participaré en una red social. Se agradece la invitación, pero no. No quiero que nadie sepa que, en realidad, soy mi madre.

Ps: Claro que a lo mejor formo parte de alguna red social. Pero podría dejarme arrancar los ojos antes de admitirlo y de, como comprenderéis, que dejarle ver al mundo que tengo una prima choni.

Ps: Mamá, vuelve.

28.1.09

No va más.

Esta año vuelvo a mandar mis currículums a empresas que ya recibieron el respectivo al año pasado, y a otras que aún no saben que existo. Como ha llovido bastante desde entonces, pues eso, para que sepan que sigo por aquí, porque este año ni los almacenes de naranjas tienen trabajo, ni quieren a más gente.

Me he encontrado varias curiosidades:

1. En ciertas páginas, antes ponían cuánta gente estaba apuntada y el número de ofertas. Ahora sólo ponen el número de ofertas de las X empresas que las ofrecen.

2. Si no tienes perfil comercial -puerta fría, teleoperadora o demás familia- puedes morirte del asco.

3. Hay páginas en donde han eliminado los enlaces/cuestionarios para que la peña les mande su currículum. O, simplemente, han eliminado la página.

4. En muchos sitios, para encontrar una cochina dirección de correo, tienes que rastrear de arriba a abajo el mapa web de la empresa. Ya no te ponen "mándanos tu cv".

5. Si quieren un currículum como a ellos les apetece (vamos, que te lo dan para que lo rellenes porque el formato ya está hecho), os puedo asegurar que te exasperas antes de terminar de rellenar sólo tus datos personales.

6. Cuando a una oferta se presentan 2500 personas y la oferta sigue ahí todos los días, desde hace meses... ¿será porque saben ya que nadie es digno de ese puesto de trabajo?

7. Me parece, amiguitos míos, que la época de las luchas sindicales por los derechos de los trabajadores y por un salario digno ha llegado a su fin. Estoy viendo cientos de ofertas con salarios ridículos y horarios increíbles.

Ugh... Empiezo a tener mieditoooo...

27.1.09

Las comparaciones pueden ser divertidas.

Hace tiempo felicité varios cumpleaños con algo que venía a ser así (más o menos):

¡Felicidades!
Envejecer es sólo un estado de ánimo con síntomas de canas, arrugas, cansancio, artrosis, y que cada vez te cuesta más leer la letra pequeña porque ... ... ...


Sip. Tremendamente original.

Y ahora, nuestro ilustre presidente dice que:

"La economía no es sólo dinero, es un estado de ánimo"

Toma ya. Éste lee el blog (pffff) :P

Vale, el principio ya lo tiene. Ahora falta la continuación:

...con síntomas de paro, depresión, crisis, EREs, carencia de empleo, y que cada vez te cuesta más pagar la letra de la hipoteca porque ... ... ...

Qué manía tiene este hombre de utilizar eufemismos.

26.1.09

Cuestión de suerte.

Dicen que cuando no tienes nada que contar en el blog, o cuando no se te ocurre nada, lo normal es poner una foto bonita q o poner un vídeo del yutub.



Anda, pues a ver si van a tener razón.

PS: Lynze, ¿y tú cómo sabes que veo de dragones y de dragones?

PS2: ¿Quieres una? :P

23.1.09

¿Vuelas?

Quillos... parece que hace un poco de aire...

Yo sólo quería ir a comprar el pan y el tabaco, por lo que me he puesto mi traje de plomo, ya que el parete metereológico hoy decía que habían grandes probabilidades de volar cual pájaro. Cuando he salido, he comprobado la fuerza del viento siendo bombardeada por una lluvia de macetas que, tenían tan mala puntería, que ni una me dió, oiga. Las vecinas -que amables- me daban los buenos días mientras una ráfaga -una por cada una de ellas- se las llevaba en direcciones distintas rumbo a otro sitio, al que seguramente no querían ir. Y yo, con cara de velocidad -recordemos que hoy hace viento-fuerte-de-narices en todo el país-, no podía cerrar la boca sin que los párpados se llenaran de aire. Por lo menos, me sirvieron de freno. Ahora puedo hacer una funda para el sofá con la piel sobrante.

Aterrorizada, intentaba avanzar luchando con todas mis fuerzas para llegar a mi destino. Y sabía que volver a casa sin el pan sería motivo para que mi madre me deseheredara, y que, si no compraba tabaco, me tendría que hacer cigarros con las hojas de espinacas, y no era plan. Con uñas y dientes -más dientes que uñas, que me las he comío toas-, iba aferrándome a toda reja, tubo, desagüe y puerta que encontraba por el camino. Mis pies ya ni tocaban el suelo, y yo, en horizontal, a dos metros de la acera, saludaba sin ganas al resto del vecindario que, como yo, habían tenido la genial idea de ir a por el pan. Sin embargo, todos, menos yo, se fueron perdiendo entre las nubes al tiempo que alguien decía "Dile a tu madre que...". Que... ¿qué? Me perdí el resto de la frase. Total, tampoco sabía quién la había dicho...

Derrotada, agotada, sudorosa -recordemos que hoy ha hecho un ponientazo de narices: 23 grados-, dejaba que el agotamiento me venciera. Siento que mis manos se resbalan, y uno a uno, mis dedos dejan de tocar mi clavo ardiendo. Y me suelto. Y vuelo. Y visito otros países, conozco a otras gentes de España. Con una chica me enciendo un cigarro mientras chapurreamos de dónde somos y de lo bueno que está Casillas. Nos despedimos. Acabo en Cantabria, pero allí, que hace más aire, otra ráfaga de aire me dirige hacia mi pueblo, en donde saludo a algún primo que anda suelto por ahí. Y, por casualidad, regreso a casa, en donde caigo ligera y graciosamente -de culo, vamos- frente a la panadería a la que voy a comprar el pan todos los días.
-Parece que hace aire...-me dice la panadera.
-Guarra- pienso.
-Un poco, si- digo.
-¿Te has hecho daño? Es que he visto cómo te caías...
-No me he caído. He caído, guarra -pienso.
-Bah, no ha sido nada.
Lo cierto es que el coxis lo tengo en la ceja izquierda, pero no lo admitiría ni aunque me dijera "Tienes un bulto en la ceja izquierda". Yo juraría y aseguraría que se trata de acné juvenil mal curado.

Adoloría, encorvá y con mono, compro el suficiente tabaco para poder pasar el resto de año sin salir de casa. Vuelvo a casa. Las vecinas regresan maltrechas por varias calles. Tengo miedo de que se fijen en mi coxis con forma de acné juvenil. Corro -como puedo- hasta casa, en donde aseguro que todo está cerrado y me sumerjo en mis apuntes. Me preocupo por el coxis, pero dejo de hacerlo. El traje de plomo me pica y me lo quito.

El coxis decide quedarse un mesecillo de vacaciones incrustado en la ceja. Dice que así cambia de perspectiva.

Y yo... lo dejo hacer. Total, verá que no hay nada interesante por delante. Apuntes, si eso. Porque por lo demás...

19.1.09

Que quede para la posterioridad

Dos cosas: una, un vídeo musical para despedirnos de tal elemento.



Otra, aconsejaros que veáis el documental de Michael Moore, Fahrenheit 9/11.

No, si todavía creerá que lo ha hecho perfectamente. Pero ya-sabéis-quién, no ha aparecido...

No creo que el que le suceda lo haga peor que el que se va.



Y dejo ya de buscar vídeos, que podría estar hasta que finalizara el año encontrando más y más material que le deje en evidencia, tanto a él como a su séquito de felones.

16.1.09

De rebajas

Para mí, que las tiendas nos tienen como un poco por tontos en materia de rebajas.

Este año me propuse comprarme una sola cosa en rebajas: un abrigo. Mi abrigo soñado era el que tenéis muchos de vosotros: acolchadito, entallado, abrigadito, de tela que soporte un uso diario... Ví millones estas navidades, pero me esperé a las rebajas para comprármelo. Si decían que no se vendía ropa, para darles salida en rebajas iban a haber unos descuentos de la leche. Así que me esperé pacientemente a que empezaran.

Cuando llego a la tienda el primer día de rebajas, fuí literalmente arrastrada al interior por decenas ¡cientos! ¡miles! de personas a su interior, en donde a dos brazos apartaban ropa de los percheros, acumulaban ropa en uno de sus hombros y seguían escarbando entre los trapos, amontonados ya sin forma alguna reconocible, en estanterías y mesas. Como pude, me acerqué a la parte de los abrigos, pero... ¿y dónde están los que me gustaban? Ni uno, oiga. Pregunté, y alegaron que se habán agotado. ¿Ya? ¿Los doscientos millones de abrigos que teníais? Sip. Joer, pues nada. Y me propuse ir a otra tienda mientras me transportaba a la calle una marea humana: yo tumbada boca arriba, brazos extendidos, y decenas de brazos me sacabn sobre sus cabezas del local. Lo malo fue cuando me dejaron caer en la acera.

En otras tiendas no corrí mejor suerte. Cambié de pueblo, y lo mismo. Me fui a otros pueblos, y punto por punto, pasó exactamente lo mismito. La respuesta siempre era la misma: no tenemos, pero ahí tienes de otros modelos. Oyes, que de ésos no quiero. En una de las tiendas, me pareció atisbar a lo lejos un abrigo como el que yo quería, ¡con bolsillos y todo!, así que cuando lo tuve entre mis manos, lloré emocionada de la emoción, con sollozos que hacía que mi cuerpo tuviera espasmos. Miré la etiqueta: ¡mi talla! Lloré otro poco, embargada por la felicidad. Con pulso trémulo metí mi brazo en la manga, dispuesto a probármelo...

...o él había encogido, o yo había aumentado. No había manera de meter el otro brazo. El abrigo que yo llevaba era de la misma talla, y sí que me venía bien. Rota por el dolor, dejé caer el abrigo, mientras apesadubrada dejé que la marea humana me dirigiera de nuevo a la calle, en donde comprendí que mi vida no tenía sentido.

Así que paso de las rebajas. Todo son trapos, cosas de los años ochenta o cosas horribles, como esos vestidos premamás que se estilan tanto ahora, que si eres delgada te vienen estupendamente, pero como no lo seas te hace forma de mesa camilla.

Así que... nada. Ya tengo el post escrito.

*Este post es producto de la experiencia de la autora. La realidad puede haber sido exagerada para darle mayor énfasis a la historia. Las hordas de personas en las tiendas también pueden haber sido exageradas ligeramente -en una o dos personas-. Y desde aquí, se deja constancia que odiamos a las guarras que se llevaron todos los abrigos del modelo que le gustaba a la autora.

15.1.09

Sólo es literatura.

Hace años, en la zona de El Palmar, en plena Albufera valenciana, una cofradía de pescadores se negó en rotundo que las mujeres ingresaran en ella y pudieran pescar igual que ellos. Hubo quienes se pronunciaron a favor de ellas y fueron, por lo visto, expulsados. Los requisitos que se solicitaban por aquél entonces para que fueran admitidas fueron cambiados para retrasar su ingreso. Hasta que llegó uno que se cubrió de gloria (si encuentro el enlace, lo pongo): se rechazaba el ingreso de las mujeres porque en el libro Cañas y Barro de Vicente Blasco Ibáñez estaba escrito que las mujeres no podían pescar (o algo así).

Hoy en día, y tras varios juicios y muchos años de reticencias, parece ser que las mujeres que están en la cofradía siguen siendo marginadas por los cofrades, machotes ellos.

Hace años, por otra parte, hubo un holocausto en donde se perdieron muchas y variadas vidas humanas, procedentes de muchos sitios y religiones. A uno de los pueblos que quisieron exterminar (y que conste en acta que no fue el que más vidas humanas perdió), tras la guerra, les ofrecieron volver a sus originarias tierras para instalarse. Entonces, todos, en unísono, exclamaron que su país era la tierra prometida que les ofreció su dios, lo ponía en su libro sagrado, por lo que los armaron hasta los dientes, expulsaron a los palestinos de sus territorios y fueron adueñándose de todo.

Hoy en día, son ellos los que masacran, los que exterminan y los que cometen atrocidades.

Yo no sé qué pensaría Blasco Ibáñez si supiera que alguien utilizó unas palabras suyas para prohibir un ingreso a las mujeres, pero dios, si existiera, no permitiría tales atrocidades por parte de Israel.

Ya puestos, si utilizamos el mismo libro, podemos decir que si fueron capaces de crucificar al hijo de dios, qué no son capaces con la población civil palestina.

Qué vergüenza. Qué impotencia. Qué barbaridad. Y todo por un libro (aunque sólo sea su tonta excusa)

Y encima, si los criticas, eres antisemita. Pues que miren en un diccionario la palabra genocidio.

14.1.09

Unos minutos musicales.

Una gran versión, un gran cantante -pero que se ve que no le va bien la cosa- y una película interesante.



Oh, yeah.

Ahora, un clásico (os facilito la letra para que podáis cantarla)



Dios, lo que hace el aburrimiento...

12.1.09

Los envidiosos.

Hemos tenido frío, mucho frío, lluvia a cubos, granizo a diario, aire polar o siberiano -a ver si se aclaran y nos aclaramos todos-, pero faltaba una cosa: la nieve. Aquí no nieva nunca, así que, azules de frío cual pitufos pero verdes de envidia como... pepinos -mismo-, tras las adversas condiciones climatológicas por parte del todo el país menos este microclima propio que tenemos -somos asín de chulos, oiga-, fuimos raudos y veloces a buscar algo de nieve.

Fuimos a lo seguro: pensamos en ir a una estación de esquí, pero no hay ninguna cerca, así que pensamos en alejarnos sensiblemente de estos lares, así que acabamos en Valdelinares. Curioso el pasar por una carretera con un espléndido sol por donde horas antes cientos de camiones tuvieron que pasar la noche por el hielo y la nieve.

Vimos un quitanieves. ¡Un quitanieves! Oeoeoeoeoe....

Tuvimos unos kilometrillos de curvas. En esos momentos quise que mi vida finalizara. Qué mala me puse, válgame. El choteo de mi padre fue histórico. Dice que no cambio. Y no voy a cambiar, con semejantes curvas.

Y, por fin, llegamos a la nieve, blanca, fría, y en polvo en donde los muñecos de nieve no pasaron de ser montones de nieve con un par de piedras como ojos y otra como nariz y el gorro de alguien. Ni las bolas se quedaban compactas -pero qué sabré yo, ni que fuera la experta en clases de nieve-.


E hicimos ángeles de nieve. Y el ganso, ya puestos.

Así que luego nos fuimos a comer. Al volver a casa nos encontramos con que nos habíamos ahorrado un día de perros -más agua, más granizo y más frío-. Si es que no nos podemos ir a ninguna parte sin que pase algo.

Con la de cosas que pasó por aquí, nos fuimos a lo que no teníamos.

Y a eso se le llama envidia :D

6.1.09

¿Y mi portátil?

Sigamos.

El primer día del año me propuse no hacer ni un propósito para el año nuevo. Total, luego no se me cumple alguno, y yo me encargo de hacer que el resto no se cumpla tampoco, así que lo dejaré al factor sorpresa, porque este año, además de crisis, tendremos fuertes emociones para todas las edades y gustos.

Jorl, mirad que estas fiestas he disfrutado como una enana (¿por qué se dirá eso?). Ha habido de tó: menos asesinatos en serie y viajar en avión, ha habido de tó, y muy bueno. Y así estoy yo, que parezco una princesa: de fiesta en evento, de evento en comida y de comida a cena sin levantarme de la mesa de lo que duraba el café. Y así me pasa, que mi línea se ha perdido por completo, pero como nunca la tuve, no puedes echar de menos lo que nunca has tenido.

Vino mi primo H a pasar la nochevieja con nuesas mercedes. El tío es un fenómeno explicando las cosas. Su comentario estrella ha sido que le abrieron el coche y le quitaron una minicadena vieja que tenía para el trabajo y que estaba llena de pegotes de cemento y escayola, de ésas que acabas diciendo de ellas que si se la llevan te hacen un favor. Pero él decía, pero era MI minicadena, así que empezó a atar cabos de quién, cuándo y cómo (no sé en qué se basó) y dedujo que cierto chico del pueblo tenía que haber sido (sus motivos tendría). Así que muy ufano se presentó ante el susodicho y le pidió lo que era suyo. El otro, a cuadros, le dijo que no sabía de lo que le estaba hablando. Pues mi primo se pasó toda la semana buscándolo y preguntándole delante de quien estuviera delante que cuándo le iba a devolver su minicadena, desde que lo encontraba hasta que se iba a casa a cenar. Y el otro se ponía de todos los colores, que yo no la tengo, tío, que no he sido yo la que te la ha quitado. Y también se le ocurrió acercarse por casa del chaval y decirle a su madre que quería su minicadena. Bueno, al final mi primo ha recuperado su minicadena tuneada de obra. El otro jura y rejura que no ha sido, pero como dice H, cuando sabe quién la tenía, muy lejos no debía estar. Cabezonería en estado puro.

Como H se vino, pues ya que estaba, se vino conmigo al cuartel general que hemos conseguido para estas fiestas. Se trata de un chalet en donde da igual cuánto ruido hagas, porque los de al lado están están haciendo más que tú. Bueno, hemos cabido todos. Allí hemos comido, comido, desayunado, cenado y atragantado con las uvas, hemos jugado al escondite a oscuras por fuera (todo un clásico) y no sé cómo gané una timba de póker (la suerte del principiante, pero ahora que le he pillado el gustillo, seguro que pierdo) y me retiré de la competición para que recuerden que me retiré en la cumbre :P

Pero... ¿y para dormir? Ya sabemos que las parejitas quieren aposentos propios, pero el resto... Eso no eran habitaciones, eran el camarote de los hermanos Marx. He pasado un frío de narices, pero prefería dormir en un sofá que en la cama, por la que todos se pegaban, o en las colchonetas. Y eso que habían cuatro de cada. Así que mi espalda aún intenta enderezarse, porque las costillas las tengo todas en la misma parte de lo duro que estaba el jodío sofá. Pero no pasa nada, ya volverá todo a su sitio.

Así que H ha vuelto al pueblo con su minicadena llena de pegotes de cemento y yo me he quedado esperando el portátil que ¡oh, sorpresa! no me han traido los Reyes. Ropa... unos zapatos... un collar... vale, no están mal. Pero me hacía ilu el portátil. Se ve que este año no me he tenido que portar muy bien. O lo suficientemente bien. O es que me he portado fatal. A saber, pero lo único que tengo claro es que no tengo portátil nuevecito desde el que os escriba. Caprichosa que ha salido la niña. Pero bueno, falta, lo que se dice falta, no me hace. Pero ilu... un puñao.

Así que este ha sido el resumen de estas navidades, que ya terminan.

Y he vuelto.

Que se preparen las empresas, ahora que busco trabajo de nuevo... Whahahahaha...

5.1.09

Disfrutemos en Nochevieja (si, vale, ya ha pasado...) (es para recordar más que nada)

¡Dentro de nada... Nochevieja, ¿eh? ¡Qué estrés! Yo en nochevieja me siento... me siento... no sé, me siento como un toro, ¿no? Cuando llega la fiesta miro alrededor y me da la sensación de que todo el mundo se lo está pasando bien, menos yo.

El estrés comienza con la cena. Aquello parece una prueba del GranPrix:
Tienes que llevar calzoncillos rojos, tener algo de oro para meterlo en la copa, prepararlas doce uvas... Contarlas varias veces, porque, como son todas iguales, te equivocas:

- Una, dos, tres, cuatro... una, dos, tres, cuatro, cinco, seis... Esta pocha ya la he contado... Una, dos... siete, ocho... ¡Joder, las doce menos veinte! ¡Chavalín, trae el Rotring, que las voy a numerar, como en el Bingo!

Y tu madre:
- ¿Queréis venir, que se enfrían las gambas?

Que esa es otra: te tienes que comer todo lo que está en la mesa... Y antes de las doce!; que, con las prisas, más que pelar gambas, parece que estás desactivando una bomba.

- ¡Coño, las doce menos diez! ¡Mamá, no me da tiempo: hazme un sándwich con el cochinillo, que ya está terminando Cruz y Raya!


Y no eres el único que está agobiado, ¿eh? No hay más que ver la tele.

Allí están Ana Obregón y Ramón García, explicando a toda España como funciona un reloj. Acojonados por si se equivocan:

- Cuando la aguja pequeña esté en las doce y la grande también.. serán las doce.

¡Coño, como todas las noches!

- Y entonces bajará la bola y... luego vienen los cuartos, ¡no vayan a empezar a comerse las uvas, ¿eh?

Vamos a ver: ¿por qué nos explican mil veces que nos comamos las uvas en el os cuartos y nadie nos explica por qué *** tiene que bajar una bola? ¿Qué clase de reloj es ése?

Cuando por fin llegan las doce, en toda España se oye lo mismo:
Cla,cla,cla, cla... > > es la bola>>: cla, cla, cla... Din-don...

- ¡Ah no, que son los cuartos!

Din-don...

- ¡Escupid que son los cuartos!

Din-don...

- Pfbbbbbbbb... ¿qué son qué?

Din-don...

- Los cuartos...

Ton...

- ¡Ahora, ahora!

Ton..

- ¡Una!

- ¡Que no, que vamos por la segunda!

Ton...

- Pues me meto dos...

Ton...

- Seis....

- ¿Cómo que seis?

Ton...

- A mí ya no me caben más, ¿eh?

Ton..
-¡Eh!, ¡deja mis uvas, ***!

Ton...

- ¡Es que se me ha caído una al suelo!

Ton...

- Bgrfds...

Ton...

- Bggggdffffff...

Ton...

- A mí ya no me quedan...

Ton...

- Bgggggdffffff....

- ¡Pues a mí me sobran cuatro!

Ton...

- Bfgggggggg, grounfffffff...

Y cuando acaban, toda la familia con la boca llena de babas, a darse besos:

- Feliz año, eeeeeeeeeh, felicidades, grfdddfd...

Y suena el teléfono: ¡riiiiiiiiiing!

- ¡Pero ***! ¿Ya están llamando? ¿No se pueden esperar?

- Pues a mí todavía me sobran dos...

- ¡Champán, que alguien abra el Champán!

Pero, bueno, ¿a vosotros os parece lógico empezar el año así?

¡Qué estrés, de verdad!

Pero como es Nochevieja... tienes la obligación de divertirte. Así que después te vas a un fiestorro a un sitio en el que, si caben mil personas, el dueño ha decidido meter a cinco mil doscientas. ¡Muy bien! ¡Cuatro mil doscientas más de las que caben! ¡Quédate en la calle si te apetece, con la pelona que está cayendo!

Así que entras. Lo bueno que tiene ir a un sitio así es que te puede pasar cualquier cosa. A mí el año pasado me ocurrió de todo. Yo estaba tan tranquilo, tomándome mi cubatita de garrafón, cuando de repente un tío me cogió por detrás y me dijo:

- ¡¡¡¡COOOOOOOOONGAAAAA!!!!!

Y, claro, que vas a hacer, pues te pones a bailar... ¡Eso te lo hace un tío en el autobús y le partes la cara! ¡Pero como es Nochevieja... ! ¡Pues hala! Y de repente te das la vuelta y llevas cien personas enganchadas a tu culo. ¡A ver como escapas de ésta! Porque una conga es como una secta: entrar es muy fácil pero salir es muy jodido. Porque en el garito hay como doce congas girando a toda pastilla...

Bueno, pues iba yo conduciendo mi conga... por mi derecha, cuando, de pronto, me veo venir en dirección contraria una conga suicida acojonante conducida por un gordo con casco de vikingo. Yo le iba a hacer ráfagas, pero como las congas no llevan ni luces ni nada...pues, para evitar la colisión, di un giro brusco a la derecha... ¡Y me tragué entera una columna de espejitos! ¡Siniestro total!

Doce heridos leves y una columna de espejitos destrozada. Y yo, con una ceja abierta tirado en el suelo pensaba: cagao!

Y en ésas, me desmayé.

Al despertar estaba en la sala de urgencias, rodeado por todos los de mi conga. Algunos todavía no se habían desenganchado; habían venido corriendo detrás de la ambulancia.

Bueno, las urgencias en Nochevieja, hay que vivirlas. Si en la sala caben cincuenta personas, el dueño ha metido a ciento cincuenta... Como el de la discoteca. Y como allí también es nochevieja, el camillero lleva un gorrito de moro, la enfermera un collar de hawaiana y el que te cose la ceja unos dientes de Drácula, ¡que te da una confianza... ! El tío te dice:

- ¿Qué ha sido? ¿Con una moto?

- No, con una conga.

- ¡Ay!, si es que van como locos con las congas...

Cuando salí de allí me quería ir a mi casa, pero como era Nochevieja, acabé a las ocho de la mañana con la ceja grapada en un bareto...

- Oiga, póngame un chocolate con churros..

- Pues sólo nos queda Nesquick y algunos dónuses... Es que los últimos churros se los han tomado los de una conga, ¡traían un cachondeo...! Había un gordo que llevaba un casco de vikingo... ¡No le digo más! Y es lo que yo le digo a los clientes: si no disfrutas en Nochevieja, ¿Cuándo vas a disfrutar?


Vía correo electrónico.

1.1.09

Joer con el 2009

...qué mala estoy, po dió.

...Pero qué bien me lo he pasado...

Eso sí: otros días asín y no vivo para contarlo.

Me retiro ya: buenas noches.