29.9.08

Dios...



...debería estar estudiando, pero... una tiene que estar informada...

Garfield: te odio.

Me dan igual los lunes. Es más: me da exactamente que sea lunes o miércoles, pero al resto del mundo no le da igual. Todo el mundo tiene alguna tira del gatito de las narices pegada en algún sitio y, como ocurren con los grandes personajes de la historia, todos tienen que imitarlos. Hoy me he dado cuenta de que los lunes son insoportables.

Todo lo achacan al lunes: el mal humor, el llegar tarde, el mal humor, el tener mal genio, el mal humor, las pocas ganas de trabajar, el mal humor, el quejarse de todo... Creo que falta decir que hoy todo el mundo estaba a la que saltaba, sin distinguir entre sexos. Yo, por si acaso, me he cuidado muy mucho de sacar cualquier tema, de decir algo o de cruzarme con alguien porque fijo que hoy no salía viva. Si preguntaba algo, la respuesta siempre empezaba con un NO a grito pelado, para cambiar a tres cuartos de horas de explicaciones por el mal humor -perdona, perdona, es que resulta que este fin de semana no he parado y...-. ¡¿Y a mí qué?! ¡Si yo sólo preguntaba por un expediente, por un rotulador indeleble o para decir que me salía a fumar! Mierda gente esta, qué mal lleva lo de los lunes. Que hay días peores... por ejemplo, el de tu muerte. Y ése tiene que ser mu malo.

Al finalizar la jornada me veíais mordiendo el marco de la puerta en vez de morderle en la canilla a los demás. Media oficina discutiendo con la otra media oficina, por quién ha llevado peor un embarazo, por la carrera de ayer de Alonso, por la bronca que ha echado el jefazo a los jefes, porque el mp3 de uno se ha muerto y el otro le decía que era una mierda de cacharro... Excusas, excusas... Le echan todos la culpa al lunes.

Y yo digo que es cosa del tiempo. En un rato ha llovido cosa mala y ha salido el sol de forma espectacular. Pero hoy, bonitos míos, no me ha dolido la cabeza.

Me voy a estudiar. Tengo hambre. Creo que dejaré el estudio para más tarde.

Ps: Espejito, espejito... ¿de verdad tanto estudiar me va a servir de algo algún día, o sólo me quieres tener ocupada...? ¿Eh? ¿EH?

27.9.08

Nunca será lo mismo


Cuando yo era pequeña, recuerdo a una amiga de mi tía que tenía una colección de fascículos de las estrellas de Hollywood, con todas sus biografías. En la portada estaban imágenes de cada uno, que se me quedaron grabadas en la memoria. Marilyn en Bus Stop, Rita Hayworth en Gilda... Una de las más impactantes fue la de Paul Newman, en la que aparecía con todo su esplendor y sus intensos ojos azules.

Una de las cosas que siempre me admiraron de este hombre fue la capacidad que tuvo de ser una estrella en toda regla y, al mismo tiempo, separar su vida personal de la prensa. No sé si tendría las tonterías de las grandes figuras del cine, pero tengo claro que pocas veces, muy pocas veces, se ha sabido algo desagradable de él. Y, cuando lo ha habido, siempre ha sido por mala suerte en la vida.

Hoy desaparece una luz más en los focos de la fábrica de los sueños. Nunca será lo mismo sin él. La leyenda del indomable seguirá siendo una de las películas que más me gustaron, y me gustarán, por siempre jamás.

No creo que nadie lo supere.

26.9.08

Deja a la niña que estudie...

Hoy quiero hablar de las similitudes y las diferencias entre los postgrados y los hombres:

Similitudes: te quitan tiempo para tí, si no es lo que esperabas lo consideras una pérdida de tiempo terrible, a lo mejor ni siquiera te satisfacen en lo más básico, para ambos sólo eres una más, sólo quieren que entres a trapo y, por supuesto, si sale mal la cosa, te destrozan el ego (qué idiota soy, qué ignorante soy... etc, con todas sus variantes)

Diferencias: Con el postgrado puedes hacer muchas más cosas en la vida. A lo mejor no tan divertidas, pero el estar con un postgrado en vez de con un chico sirve para muchas más cosas en la vida que para comerte la cabeza y, a la larga, suele ser mucho más fructífero... He dicho suele ser.

Detalle: sarna con gusto no pica.

Si la niña quiere estudiar, déjala. Total, de ilusión también se vive.

24.9.08

Ya empezamos.

Primero negaban la existencia de crisis. El que lo dijera, era un antipatriota. Ahora, alegan que jamás de los jamases la negaran. Crisis es cuando las cosas van mal. Y a mí me queda poco para empezar a preocuparme en materia económica, cosas de que no me guste depender de nadie. Y como el año que viene, a saber cuándo volveré a trabajar, alguien ha pensado que tendré mucho tiempo libre y podré estudiar un poco (más).

A mi postgrado hay que sumarle otro par de cursos gratuitos, cortesía de la formación contínua -yuju-, y una mini oposición inminente que sólo me servirá para entrar en otra bolsa de trabajo de esas de las que nunca me llamarán. Pero de esperanzas también se vive, y creo que yo, cuando me muera, allá por los 120 años, siempre diré que yo hice todo lo posible para formarme, para encontrar empleo y de querer tocar demasiados palitos para ser lo más versátil posible y que las empresas se pelearan por mí.

A día de hoy vemos que por mí nadie ha gastado saliva (y yo intento autoconvencerme con soyundiamanteenbruto, soyundiamanteenbruto...)

Así que a la exageración de lluvias caídas en el día de ayer, le sumamos tres cursos más y la oposición.

Menos mal que en el tren, a veces, se puede estudiar. Echaré de menos la siestecilla de la mañana, en donde suele quedarse en mi cara el botón de la chaqueta bien marcadito. Para que quede claro en qué posición duermo.

Y creo que en el trabajo buscaré un ratillo por la tarde para hacer como que hago, aunque lo que esté haciendo no sea precisamente para lo que me pagan (creo que todos los entendemos jeje)

Es otoño, coñ*. Y, por lo visto, ha venido con mucha fuerza.

Otoños a mí...

19.9.08

La parte física de los milagros.

Esta tarde he ido a prepararme un café. Voy a pillar un vaso pequeño y, en la mano, ha hecho ¡zas! cling cling cling. Se ha desintegrado en mi mano, pero el armario, la mesa de la cocina y el suelo estaban llenos de cristalitos jodones que me van a impedir andar descalza durante dos semanas -con lo que a mí me gusta-. Los fakires ni se inmutarían, pero yo si.

Bueno, pues estaba yo con el lalaralarita -limpiando, vamos- cuando me he preguntado a mí misma cómo es que los vasos explotan sin motivo aparente. ¿Ultrapoderes? Creo que aún no los he desarrollado. Y si los he desarrollado y sirven para eso, creo que puedo prescindir de ellos. ¿Energía canalizada en un punto concreto? Hombre, yo quería el vaso. Entero, precisamente. Si mover la mano para cogerlo es tener poderes, pues si, los tengo. ¿Fantasmas? Teniendo en cuenta de que este año ya se me han roto tres vasos así, es para preocuparme o hacérmelo mirar.

Yo es que siempre busco la parte científica de las cosas. No sé dónde leí cómo hacer llorar sangre a las estatuas, por lo tanto, esto también tendrá un cómo y un porqué. Mientras la busco -otra vez leí que los vasos explotaban con los cambios de temperatura, pero se refería a contrastes de temperatura; ergo mi mano tiene temperaturas terminales- seguiremos pensando los motivos.

También he pensado que el vaso estaría un poco roto, pero en casa tenemos la costumbre de darles matarile a los vasos que estén tocaditos, por poco que sea. Si, somos así de espléndidos y derrochadores. Prefiero eso, que a cortarme el labio o un dedo. Además, que los vasos no son tan caros. Es más: tengo unos cuantos floreros por el trastero que harían su apaño a falta de vasos.

A lo mejor era mi ángel de la guarda que sabe que el café excita y no quiere que me suba la tensión, por lo que pudiera pasar. A saber.

O una hormiga ninja se ha colado en el armario y le ha dado una patada voladora con retroceso al vaso cuando lo tenía yo en la mano. Que nunca se sabe. Que hay cosas que, aunque no las veas, existen.

Al final, saboreando mi cafelito he llegado a un conclusión: los vasos se rompen porque las fábricas de vasos los hacen con un número determinado de usos. Porque, si no se rompen, de qué iban a vivir.

Whahahaha... he descubierto su secreto...

Ps: ¿Habéis felicitado a Lynze? ¿Habéis felicitado a Chispis? ¡Hay epidemia! XD

18.9.08

La nube lluviosa en la cabeza.

En cualquier cómic, cuando aparece la figura de un gafe, lo dibujan con una nube en la cabeza. Yo debería tener una, y eso que no creo en esas cosas. O tal vez debería creer. O tal vez debería hablar de ello. Elegimos "hablar de ello". Y allá voy.

Roberto es un impresentable. Y punto. No voy a entrar en detalles, porque lo que ha hecho me da a entender que todos los hombres quieren lo mismo, que usan las mismas palabras, las mismas frases, el mismo comportamiento. Es increíble que a estas edades se comporten como críos con las hormonas revolucionadas. Eso no es madurez. Prefiero ser yo la que elija con quién hacer cositas, sin compromisos. Hace tiempo que me molesta que me tomen por un trozo de carne. De nada sirven las disculpas cuando no reaccionas como ellos esperan cuando sueltan la verdad creyendo que no te ofende. Si que ofende. A mí si. Estaba muy equivocada respecto a él. A partir de ahora creo que ya no hablaré de él en el blog, porque es otro que no se lo merece. Fuliminao.

Ante tal situación esperpéntica, nada mejor que tener la mente ocupada, así que aprovecharé para hacer un postgrado universitario. Sip. Lo tengo decidido. Me apetecía hacer algún curso que cueste una pasta gansa y que luego no me sirva para nada. Gratis he hecho un puñao y no he visto resultados. A ver si ahora, pagando, tengo más suerte (dicen que pagando se consiguen más cosas XD)

Creo que tendré que dejar de escribir cosas en el blog porque se me gafa la cosa que da miedo. O tal vez el problema sea yo. Porque soy una ignorante. O una crédula. O ambas cosas. Ah, ah, quedáos con el misterio. Pero si alguien lo sabe que me lo diga, porque yo aún no me he enterado. Sólo espero que no sea ni contagioso, ni mortal.

Lo que tengo claro, es que no soy gafe. La culpa la tienen estos dioses del olimpo, que siempre van chinchando a los mortales felices...

Ps: ¿Qué pasa este mes? Os veo los blogs muy paraditos...

14.9.08

Siempre positifo.


He tenido malas épocas y malos momentos, y siempre he buscado la forma de alegrarme, o por lo menos de consolarme.

Hoy mi espalda sufre un dolor brutal y, por alcance, me llevo yo todos los honores. Estoy hecha polvo, qué poco valgo, etc, etc, y todas esas cosas que se dicen.

...Pero por lo menos no me duele la cabeza con tanto cambio brusco de tiempo :D

Ni tengo que hacer abdominales (creo que habré hecho una en toda mi vida) (por lo menos)

Ni tengo que levantar 250 kilos en ninguna competición.

...aunque se me ha dormido el pie.

Qué cosas...

13.9.08

Segundas partes nunca fueron buenas.

La frase hecha que da título al post es cierta... siempre y cuando haya habido una primera parte.

Retrocedamos en el tiempo. Mi amor platónico, que es el hermano de mi amiga Belén -que no me acuerdo qué nombre le puse, creo que Roberto-, tonteó algo conmigo, no me lo tomé en serio -aunque me muriera de ganas-, y ahí quedó la cosa. Tampoco yo quise indagar mucho, tal vez por si me encontraba algo que no me gustara, pero la verdad es que él no tuvo mucho interés en demostrarme nada, y yo tampoco me quise arriesgar. Me conformaba con tenerlo más cerca que las demás aspirantes a sus brazos, cosas de ser amiga de su hermana, y consolarme -del verbo consolar- con una sensación bonita, preciosa, inocente que siempre he guardado con cariño, puesto que el mozo jamás -insisto: jamás- ha hecho nada que haya podido ofenderme o molestarme. Y eso se agradece, vista cómo está la fauna. Tal vez, como no ha tenido interés hacia mí de ningún tipo en este tiempo, pues tampoco he tenido en cuenta sus cosas y he vivido en los mundos de Yupi, en donde tardé bastante en darme cuenta de que Yupi no existía.

Roberto conoció a la mujer de sus sueños y se casó. El matrimonio no duró mucho, por lo que se separaron, y ninguno de los dos pasó por una buena época. Se querían, pero eran incompatibles. A ninguno le dio por hacer cosas raras, simplemente no se llevaban y, aunque fueran la pareja perfecta a ojos del mundo, no existía tal perfección.

Durante este año, Roberto ha estado apareciendo intermitentemente en mi vida. Recordemos que los amores platónicos son platónicos por algo. Pues Roberto iba dejando caer que si un café, que si una copa, que si dónde vas... Belén me había advertido de que su hermano estaba un poco preguntón referente a mí, pero los dioses saben que yo, aunque me valoro mucho, no me creo ser objeto de deseo de nadie que me importe. Y, aunque suene repetitiva, a los hechos me remito.

Y la cosa es que mientras yo tonteaba con un par de chicos, él estaba esperando su turno. A la tonta, sabiendo que va muchos años por delante de los demás, acabó ocupando un sitio casi diario en mi vida. Que si un correo. Que si un mensaje por cualquier asunto. Que si le acompaño a comprarse cualquier cosa cuando yo vuelvo del trabajo, que su hermana no puede hacerle el favor. Que si venía a recogerme a la estación. Y así siguió la cosa hasta que me dí cuenta de que me gustaba tenerle a mi lado. Siempre he sido muy enamoradiza, y él fue el primero que llenó esta cabeza de tonterías. Durante años fue el único para mí, y me encontraba con que yo era la única para él.

Y me llené de dudas. ¿Ein? ¿Qué pasó? ¿Mande? Que yo me rayo mucho, y me conozco, y empecé a darle largas para que, si no estaba interesado de verdad, se cansara de mí y me abandonara, pero ante su casta insistencia, empecé a verlo como un cazador, que son los que insisten e insisten, de manera sutil y maquiavélica, hasta que caes y luego... au revoir. Que yo ya me rayo mucho. Será la edad >cof cof< o la experiencia, pero ese interés supino y supremo por esta humilde persona me estaba dando más quebraderos de cabeza que alegrías. Y lo pilló. Vaya si lo pilló.

Una tarde de agosto apareció por el bar de la playa en donde hemos pasado casi todo el mes. Vivíamos allí, prácticamente. Belén hizo cuanto pudo para que nos quedáramos a solas -es un decir: en agosto, en un bar de la playa, puedes estar de muchas formas, menos a solas-. Roberto -aclaro- no se pegó a nosotros, sino que siempre intentaba que nuestros encuentros fuesen a solas, sin nadie que interrumpiera. Por eso, me extrañó que hiciera su aparición en público y me requiriera de forma sutil, algo así como "Quiero hablar contigo".

Cuando alguien se hace unos cuantos kilómetros para hablar expresamente con una persona, es porque hay interés. Y él lo mostró. Fuimos a dar una vuelta, mientras él empezó a contarme cosas suyas, intentando recrear las tardes que habíamos pasado juntos, hasta que yo le pregunté que qué pasaba. Y entonces, fue cuando me dijo que yo le gustaba.

Y entonces le arranqué la ropa y...

Bueno, no. La cosa es que me quedé con un paralís mu tonto. Qué queréis que os diga. Aunque sepas que es mentira, que un amorsote te diga que le gustas, te deja una cara de panoli... Me preguntó que si me molestaba, que se iría y no me daría más la brasa, que su hermana le había contado lo que yo pensaba de él. Y yo, que por si no os habéis dado cuenta soy una persona que se raya mucho, pensé:
-Lo conozco años y años. Como me mienta, lo mato, que es el único que no me ha hecho ná malo.
-Es el hermano de Belén. Si me miente, creo que Belén lo remata.
-Mi hermano puede triturar lo que haya quedado (a petición mía).

Le dije que no me molestaba. Son muchos años ya los que lo conozco para que ahora venga a tomarme el pelo. Sabe que yo soy más seria de lo que aparento en estas cosas. Y sabe que es mi amor platónico.

Así que llevamos cosa de un mes quedando asíduamente. Tal vez esto no funcione, o tal vez si. Que llegue lo que tenga que llegar, y que sea cuando tenga que ser. Sólo sé que cuando me besó la primera vez sentí mariposas en el estómago, cosa que no había sentido desde hacía muchos y adolescentes años.

No me ha prometido nada, sino que seguimos como siempre, solo que ahora con más confianzas. Supongo que sabe también que, cuando quiero a alguien, prefiero mil veces no haber probado su cariño si lo voy a perder.

Que soy muy tonta y me ilusiono enseguida.

Y yo estoy un pelín ilusionada.

12.9.08

Y yo, más.

Perdonadme si alguno se siente por aludido, pero una gran parte de los habitantes de las grandes ciudades piensan que los que vivimos en un pueblo vamos trescientos años por detrás de ellos. Y es verdad. Los hombres de las aldeas siguen yendo con boina, mula y alforjas, y las mujeres llevamos cuatro capas de sayas bajo la falda, llevamos pañuelo en la cabeza y solemos beber de un botijo que, casualmente, llevamos siempre en la cabeza.

Y ahora, en serio: ¿esta gente de dónde sale? Cada vez que me topo con alguno de ellos, me recuerdan al profesor francés, cuyo colegio se vino de intercambio al mío y viceversa, que escribió una carta en donde decía que no mandaba una cinta grabada porque no sabía si nosotros conocíamos (y teníamos) una cosa llamada radiocassette que servía para escucharla.

Ese ombliguismo de estas gentes de las capis (que no generalizo, que no lo hago) hace que haga uno de mis estudios caseros científicos, en donde siempre encuentro la misma explicación: son tontos de remate. Porque suelen tener una autoestima tan bajita que intentan levantarla buscando involuciones en la gente de pueblo. Porque lo que ellos conocen -y tú puedes vivir sin ello perfectamente- debería ser conocido por todo el mundo -aunque se trate del bar de copas al que van los findes y te pillen en la otra punta de España-, y lo que desconocen, no existe. O es mentira. Pues vale. Será mentira.

Mi camino se les hace infinito, por lo que no entienden que me desplace tantos kilómetros al día para venir a trabajar. Hombre: más lejos de aquí está Burgos -y Santiago de Compostela, ni te digo :P-, pero hasta que se invente la máquina de teletransportación, pues la línea de cercanías hace su apaño.

No entienden el valenciano, pero no se explican cómo es que no sabes inglés. Si estuviera en Alemania, me preguntarían que cómo es que no sé inglés igualmente. Pos mira, es que el botijo me pesa mucho y no me deja bajar bien la cabeza pa´studiar.

Ellos se creerán mu chulitos, pero qué queréis que os diga. Yo más. Vuelve septiembre con tonterías y a mí me apetece discutir con alguien ya.

Ato la mula y m´acuesto, que mañana me despertará el gallo antes de lo que quiero (jijiji)

¿Estáis bien todos? (siiiiiiiiiiiiiiiiii) Perfecto pues.

3.9.08

La generosidad hasta límites extremos.

Veo a mis compañeros regresar de su descanso estival con caras largas, ojos casi llorosos y quejas infinitas. Por lo visto, no sólo se han divertido este agosto, sino que también han descansado. Se ve que las cosas buenas duran poco. Se lamentan de su regreso, de lo asfixiante de su monotonía diaria, de lo triste que es la rutina laboral.

El trabajo es como el dinero: no siempre da la felicidad a quien lo posee.

Ante tal situación tan dramática, cuando alguien se queja de su situación, yo siempre les digo lo mismo: dame ese trabajo que te hace tan infeliz, que yo sufriré por tí. He conocido sitios terroríficos, y esto me parece jauja. He cobrado sueldos irrisorios, pero he tenido que trabajar muchísimo para cobrarlos. Voy dando botes buscando algo estable y sólo aparecen cosas temporales, en donde mis servicios terminan en el momento en que finaliza la temporada, sin posibilidad de alargarlo, me guste o no.

Vosotros, los que tanto os quejáis por haber tenido un mes de vacaciones que ha terminado, debido a que tenéis empleo estable, dadme vuestros empleos: quiero sufrir por vosotros. Quiero llorar el fin de las vacaciones, el volver cabizbaja a mi puesto de trabajo. Quiero saber lo que es quejarme sabiendo que tengo todo un año de empleo por delante, con sus correspondientes vacaciones, con sus puentes -cuando los haya- y con la desfachatez del que sabe que tiene empleo estable.

Quiero quejarme. ¡Quiero vuestro sufrimiento! ¡Quiero sufrir así!

...Desde luego, con la que está cayendo, me dan arcadas cada vez que oigo una queja por haberse terminado las vacaciones.

Ps: Qué generosa que soy. No quiero que la gente esté triste.

1.9.08

Despedida y cierre.


Si no me alegro de que acabe agosto es porque vuelve a haber gente por todos los sitios. Las playas han perdido población para ganarla el transporte público -que, todo hay que decirlo, ahora hay más frecuencia de paso-. En el trabajo se respira tensión, la gente viene malhumorada y el teléfono suena.

Si me alegro de que acabe agosto es porque... porque... Pues no se me ocurre nada.

Ya no me queda nada de qué despedirme que me recuerde agosto: los bares, las cañitas, ese italiano de ojos verdes, Burgos, el pueblo, la playa, ese burgalés tan simpático, el trabajo vacío, ese valenciano tan majete, el autobús que pasaba cada hora... Abriremos la página del calendario donde pone Septiembre (que era el séptimo mes de año, de ahí su nombre, hasta que a los emperadores Julio César y Octavio Augusto -creo- les diera un ataque de egocentrismo y se pusiera cada uno un mes)

Y ahora, nos pondremos un poco a dieta, que esto no puede ser... Terminado y finiquitado agosto, volveremos a nuestras obligaciones blogueras diarias.

¡He vueltoooooooooooooooooo!